viernes, 8 de octubre de 2010

La caja-casa



Esta es nuestra caja-casa Y nuestro orgullo.Tuvimos la suerte de ir por la calle hace un par de semanas cuando divisamos en lo alto de un contenedor de papel esta caja pantagruélica, y qué quieren que les diga; hay gente que cuando ve un solomillo al roquefort o unas fabes con almejes se le salen los ojos de las órbitas.A mí se me salen los ojos de las órbitas cuando veo cajas de cartón gigantes tiradas por la calle o en su defecto cualquier cosa tirada a la basura que me pueda servir para algo. Esto es algo que he heredao directamente de mi madre, que a su vez lo ha heredao directamente de su padre, mi abuelo: un gran hombre, al que dedicaré una entrada en exclusiva un día de estos. Este abuelo mío, tal como yo lo recuerdo siempre andaba coleccionando cajitas o transformando cosas. Pero en los anales de la historia familiar se asegura que la primera amante de las cajas, y de la manipulación y reconversión de cosas era su madre; mi bisabuela que seguro lo heredó de un tío de finales del siglo pasao y así hasta llegar a mi primer antepasado cromañón guardador y transformador de cosas que convertía los cocos que tiraban sus vecinos en vajillas talladas con bisontes y escenas de caza,y hacía uñas postizas con sílex pocho. No sólo hay gente que se relame con un solomillo al roquefort, también hay gente que hereda fortunas y títulos nobiliarios, pero a la rama de los Castrillo que a mí me toca nos da por heredar manías y perpetuarlas geneticamente hasta el final de los tiempos.
Bueno, vayamos al grano. La caja estaba altísima y tuvimos que hacer un castell humano para poder alcanzarla entre las tres y luego una cadena tipo currela inglés de la revolución Industrial para sacar todos los papeles y envoltorios que contenía, por no hablar de las dificultades de doblaje y transporte bajo la mirada asesina de los que se suelen relamer con los solomillos al roquefort pero no con cajas de la basura. No relato el momento de subir la caja por la escalera de la comunidad e intentar doblar la esquina: que sirva de imagen ocho pies de distintos tamaños empujando, mientras Willow se santigua.
Pasen a ver el floripondioso resultado del proceso de tuneado. Mi autoría acaba en los agujeros de las ventanas, lo demás es obra de Blanki y Luli.

Una idea genial de Lucía la de pintar la luna en la ventana redonda. No sé si se aprecia pero en cada pared hay una decoración temática: 1) primavera tropical con superpobalación de insectos 2) Noche misteriosa con luna decreciente y lechuza- oráculo 3)pared de diseño Ágata Ruiz de la Prada 4) árbol solitario y apocalíptico.
Eso rojo cuadrado del medio es una tele de plasma y lo de debajo son los mandos.



La casa-caja ha sido el mejor juguete de las C en mucho tiempo. Blanca ha metido dentro 13 muñecos; convirténdola en una caja-casa-arca de Noé. Pasa horas ahí dentro ejerciendo de maestra, echando broncas a esos pobres 13 muñecos o dándoles besos tipo ventosa. Es muy interesante escuchar a una caja de cartón echar broncas, cantar o moverse; se mueven las cuatro paredes a la vez.Da bastante yuyu.
No sé cómo deshacerme de la caja ahora. Sospecho que va a ser un drama. Tampoco me atrevo a dejarla en el contenedor de papel; lleva nuestra vida escrita. Es como abandonar a un hijo.