sábado, 28 de julio de 2012

Revolución y transparencia


Serrada reabre su enésima edición del día del espantapájaros y nosotros, como devotos que somos de esta histórica fiesta y de toda manifestación friki, no perdemos la oportunidad de crear a este entrañable ser, aunque invisible, construido todo él con botellas de agua ahora vacías.
Este hijo que hemos traído al mundo ya traslúcido, liviano y con el horizonte torcido, perdió antes de nacer por este orden: la mano derecha (gracias a dios), escuela, hospital, vacunas, medicinas, la extra de navidad, el trabajo, el subsidio por desempleo, la osamenta, y la corbata que le fue recortada con tijeras y saña por un gavioto bizco con ínfulas de vizconde.
 Esta criatura de esencia cristalina, que por razones morfológicamente obvias nunca podrá  arrodillarse como un siervo, va a dar mucho la lata, preserva su dignidad envasada al vacío y en consecuencia  no va a cerrar el pico ni va  a bajar el puño porque "Cuando la dictadura es un hecho, la revolución se convierte en un derecho". Esto lo dijo un afamado francés que sabía de espiritismos, y de miserables pero sobre todo de revoluciones que es la especialidad gabacha más guay, después del queso camembert. Sé que llegarán tiempos mejores; cuando a magnates, tiranos, autócratas, caciques y  ambiciosos sin escrúpulos, les pese tanto la conciencia en los bolsillos que se les afloje la goma del calzoncillo( la rima es inevitable) y enseñen, no los dientes de ahora, sino sus culos fofos  y atocinados por la gula. Culos con pretérito imperfecto y sin futuro que ya nadie querrá besar. Ese día glorioso seguiremos bailando como baila ya nuestro hijo transparente cuando sopla el viento y sus patas de botella de agua, pero sin agua, suenan a marimba.